Como cierre de esta experiencia, se realizó un desayuno comunitario entre los estudiantes de IV° medio y sus ahijados de kínder, donde compartieron un momento especial de convivencia y alegría. Estas actividades fueron una oportunidad para que los estudiantes mayores acogieran con amor y respeto a los más pequeños, fortaleciendo así el valor de la hospitalidad en nuestra comunidad.
El apadrinamiento de este año ha dejado una profunda huella en cada uno de sus participantes, recordándonos que, al compartir y cuidar del otro, todos crecemos y contribuimos a construir una comunidad más unida y generosa.