A través de momentos de oración, reflexión, actividades en grupo y la lectura de la parábola del Buen Samaritano, los niños y niñas fueron descubriendo el valor de la hospitalidad, el sentido de tender la mano al otro y el llamado a vivir en el amor, al estilo de Santa Juana de Lestonnac.
Uno de los momentos más emotivos fue la lectura de las cartas escritas por sus familias, que les permitió conectar desde el corazón con su identidad, su fe y el compromiso de seguir caminando como comunidad que ama y sirve.
Sin duda, estos encuentros dejaron una huella profunda en cada uno, reafirmando que, con pequeños gestos, todos podemos ser luz en el camino de los demás.