Los invitados principales fueron sus padres y apoderados, quienes pudieron disfrutar de una variedad de preparaciones típicas presentadas con entusiasmo por los niños y niñas. Cada degustación fue una oportunidad para valorar el sabor de nuestra tierra y el esfuerzo de los estudiantes.
El encuentro también contó con un número musical preparado junto al profesor de música, que emocionó a los presentes y mostró el talento y la creatividad de los más pequeños.
Sin duda, fue una jornada que combinó gastronomía, arte y tradición, fortaleciendo la fraternidad entre familias y colegio, y reafirmando con orgullo nuestra identidad chilena.




